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China está centrando sus esfuerzos en una política, la de Internet.
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Debemos actuar bajo una política de marketing estratégico donde el cliente sea el protagonista.
La consolidación del ecommerce se ha producido cuando el mercado de la logística y transporte urgente se ha dado cuenta de que era un importante nicho de mercado insuficientemente cubierto.
Aunque en un principio ha habido empresas que lo han considerado una amenaza para el comercio, el tiempo nos está demostrando que es una actividad económica con gran desarrollo, donde las innovaciones tecnológicas juegan un importante protagonismo para la fidelización de clientes y otros muchos beneficios.
Durante décadas, la expansión económica de China ha estado impulsada por la fabricación de productos con un bajo valor añadido, para luego ser exportados al resto del mundo. Sin embargo la atención se centra ahora en convertir a la gigante economía del país en más productiva, innovadora y orientada al nuevo mercado. ¿Cómo?
Los consumidores chinos han asumido el mundo digital a una gran velocidad. Hace solo una década había menos de 100 millones de usuarios de internet en el país, siendo la tasa de penetración de un 7%. Ahora, la tasa de penetración ha alcanzado casi el 50% con más de 600 millones en 2015. Es por esto que los responsables políticos del país han impulsado una nueva política, la de internet, basada en el consumo frente al crecimiento impulsado en el pasado por las exportaciones.
Esta acogida que el mundo digital ha tenido en el país asiático ha supuesto una inyección de renovación en las fuerzas del mercado, además de una mayor transparencia y competencia en la economía, lo que garantiza que la calidad, el servicio y la eficiencia tengan un papel más protagonista.
Además los compradores del país están utilizando nuevas vías de compras y pagos a través de internet. Esto está allanando el terreno a los proveedores, que ahora se encuentran a los compradores de manera online en un mercado de comercio electrónico que crece rápidamente.
El mundo está cambiando. Son innumerables los retos y oportunidades que deben afrontar tanto las empresas como los gobiernos para adecuarse a las nuevas vías del mercado.
Sin embargo no se trata únicamente de manejar internet, sino que hay que conocer la esencia del siglo XXI: actuar bajo una cultura de marketing estratégico donde el cliente sea el protagonista.