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Con la llegada de la recesión económica, muchas empresas tendrán que reinventar su modelo de comunicación, coincidiendo con la Navidad, época del año con mayores ventas.
El periodo navideño resulta ser para muchas marcas su “agosto” particular, desde empresas de turrones como Suchard para noche buena, hasta compañías de juguetes como Hasbro en el día de reyes. Por ello, los meses previos aprovechan para sacar toda la artillería pesada de publicidad en diversos medios para lograr el mayor número de ventas.
Este es considerado el denominado marketing estacional, que si resulta exitoso conseguirás que tu organización aumente enormemente sus ingresos, y muchas marcas aprovechan estos meses porque prevén que los clientes van a gastarse más dinero del habitual. Vincularte con tiempo al espíritu de la Navidad adaptado al contexto actual puede beneficiar a tu marca.
Los tiempos de crisis reajustan muchos elementos del marketing, exigiendo a las compañías a comprender y adecuarse a las nuevas circunstancias, expectativas y predilecciones de los clientes. Las organizaciones requieren conocer las nuevas condiciones, cómo está respondiendo la competencia ante el nuevo contexto y profundizar en las nuevas oportunidades.
La pandemia provocada por el coronavirus, además de modificar la manera en que nos vinculamos con las marcas y el consumo, ha desembocado en una fuerte crisis. El negocio de muchas organizaciones ha resultado dañado en las ventas y en la percepción del público. Por ello, los clientes esperan un posicionamiento de las marcas con respecto a la crisis.
En estos casos debemos dirigir nuestra comunicación en contenidos que fomenten esperanza e ilusión. Son épocas en los que los sentimientos y la cercanía son más importantes que nunca y los consumidores pueden tener otras expectativas en este momento respecto a circunstancias anteriores.
Las empresas deben transmitir que se solidarizan con la situación y que están plenamente concienciados. Deben demostrar que les incumben las circunstancias, a través de campañas que expongan información útil y relevante para toda la sociedad.
Todo esto sin perder empatía y sin dejar de ser creativos, teniendo en cuenta que las emociones ocupan un lugar esencial en el marketing navideño. No se trata de que sean campañas con contenidos deprimentes y agonías, si no más bien tratar de sacar una sonrisa será ahora primordial.