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Donald Trump ha llevado su campaña electoral de 2024 a nuevos niveles, utilizando el marketing experiencial en McDonald’s para conectar con el votante promedio
El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es conocido por su capacidad para convertir situaciones comunes en espectáculos mediáticos. Durante su campaña para las elecciones de 2024, la estrategia de Donald Trump ha ido un paso más allá al implementar una estrategia poco convencional, pero altamente efectiva: el marketing experiencial.
En una reciente parada en un restaurante McDonald’s en Pensilvania, Trump no solo se presentó como un cliente habitual de la cadena de comida rápida, sino que se puso a trabajar tras el mostrador, sirviendo hamburguesas y patatas fritas a los clientes.
Este movimiento no fue simplemente un capricho, es una táctica calculada para aprovechar la relevancia cultural de McDonald’s y desafiar a su oponente, Kamala Harris, en el terreno simbólico del “trabajo duro”.
El poder del marketing experiencial en política
El marketing experiencial es una estrategia que busca involucrar a los consumidores de manera directa e inmersiva, creando una experiencia memorable que fortalece la conexión entre la marca y el público.
En este caso, la “marca” es Donald Trump, y su actuación en McDonald’s refuerza su imagen como un líder que “entiende al pueblo”. A través de esta acción, la estrategia de Donald Trump ha logrado conectar emocionalmente con una base de votantes que se identifica con la cultura del trabajo y las dificultades de la clase media, algo que su oponente también intenta capitalizar, aunque desde una perspectiva diferente.
La táctica del marketing experiencial es particularmente relevante en este contexto porque se alinea con los principios del marketing político moderno. Hoy en día, los candidatos no solo buscan transmitir sus mensajes a través de discursos y debates, sino que también necesitan construir una narrativa que sea fácilmente consumible y compartible en redes sociales.
La aparición de Trump en McDonald’s, vestido con un delantal y sirviendo comida rápida, es un ejemplo perfecto de una experiencia diseñada para generar conversación, cobertura mediática y, sobre todo, viralidad.
La estrategia de Donald Trump y McDonald’s
La relación entre Donald Trump y McDonald’s no es nueva. Desde su primera campaña presidencial, Trump ha expresado públicamente su amor por la cadena de comida rápida, lo que lo ha ayudado a posicionarse como un “hombre común” en contraste con la élite política de Washington.
En el contexto de las elecciones de 2024, esta relación se ha convertido en un arma de doble filo para atacar a su rival Kamala Harris, quien afirma haber trabajado en McDonald’s durante su juventud.
Trump ha cuestionado públicamente esta afirmación, sugiriendo que Harris nunca trabajó en la cadena de comida rápida. Aunque no ha presentado pruebas contundentes, el expresidente ha aprovechado la falta de documentación para sembrar dudas entre los votantes.
La visita de Trump a McDonald’s, en la que se colocó detrás del mostrador para “trabajar” durante unos minutos, fue un golpe mediático diseñado para reforzar su ataque a Harris. Al mismo tiempo, buscaba mostrar que él sí estaba dispuesto a “ensuciarse las manos”.