Junto a la falta de actividad comercial, uno de los principales problemas en la crisis actual es la falta de financiación a las empresas. El ahogo financiero ha llevado al cierre a muchas compañías de los diferentes sectores, pero sobre todo a las pymes, a pesar de que éstas generan más del 80% del empleo en nuestro país.
La combinación de reducción del crédito y la gran morosidad del sector público es la causante de la desaparición de 370.000 empresas en los últimos años. El sector público ha encontrado graves dificultades para financiarse en unos mercados cuya rentabilidad exigida roza ya el 6% y se ha convertido en uno de los culpables de la asfixia empresarial.
Los inversores han puesto a los países de la UE contra las cuerdas y algunos sectores piensan ya en otras formas de financiación como las donaciones particulares o la financiación público-privada.
A nivel político, los partidos también tienen su parte de responsabilidad y ahora está en sus manos la posibilidad de revertir esta situación enfrentándose al reto de la financiación. Algunas de sus nuevas propuestas son la rebaja del Impuesto de Sociedades a las pymes o la exención de las cotizaciones sociales en 2012 y 2013 a empresas de menos de 50 trabajadores.
Pero la tarea no consiste exclusivamente en conseguir financiación, además hay que devolver la confianza al mercado y la ilusión de vender. Es necesaria la reactivación de los mercados por parte de las empresas, la generación de confianza por parte de los compradores y el cumplimiento de las medidas que prometen para reactivar la financiación por parte de los políticos.