La peor estrategia de marketing que le puede ocurrir a una marca es que la corrupción la pase muy cerca. Este el caso de The Body Shop, la franquicia de cosmética natural, que tuvo como franquiciada a María Rosa Jimeno, esposa de Juan Antonio Roca e imputada en el caso Malaya. La reacción fue rápida y pudo desvincularse de la gestión de Jimeno, pero el daño en su reputación ya estaba hecho.
La franquicia le retiró la licencia cuando Jimeno fue imputada en la operación Malaya, aunque en un principio negó toda la relación con el caso. The Body Shop temió, con buen criterio como ha ratificado los magistrados, que el hecho trasladara una mala imagen contraria a su filosofía, además de tener sospechas sobre otras malas prácticas cometidas por su ex franquiciada. Contra esta decisión, Jimeno interpuso una demanda por daños y perjuicios y es ahora cuando la audiencia provincial de Madrid ha desestimado la petición y dado la razón a la franquicia.
Toda marca que aparece relacionada con la corrupción en Shop, una marca especialmente preocupada por los valores éticos y por su Responsabilidad Social Corporativa (RSC). El hecho puede considerarse un borrón a su imagen que la justicia, una buena labor de marketing y el tiempo borrará.