FLORENCIA CIGANDA.- Hablar en público es uno de los miedos más comunes a los que se enfrenta una persona. El temor a quedarse en blanco y enfrentarse a la atención de otra gente paraliza a algunos individuos. En el mundo profesional es una práctica habitual, y son muchas las empresas que buscan talleres especializados en este campo para formar a sus empleados.
Este el ámbito en el que se mueve Soraya del Portillo, una emprendedora que ha conjugado a la perfección las habilidades comunicacionales con la tecnología. Una mujer que ha luchado por encontrar un huequito en un mundo tan masculinizado como el tecnológico.
“Emprender y ser mujer no es incompatible, yo lo llevo en el ADN, pero hacerlo en el ámbito tecnológico es algo realmente complicado, no estamos integradas en este sector y nos encontramos muchas barreras”, afirma.
En 2006 decidió fundar su propia consultora de recursos humanos especializada en la formación en habilidades, una iniciativa que ha acabado unificando con el uso de la realidad virtual. Algo de los que se confiesa orgullosa y que asegura que es gracias a su tenacidad.
“Monté mi propia empresa porque me encanta este y campo y veía que las cosas no se estaban haciendo de forma adecuada. En las consultoras por las que pasé no te dejaban innovar e intentar abordar el tema de forma distinta”, cuenta.
A medida que impartía sus cursos detectó que a pesar de la voluntad de sacar el máximo provecho de ellos, los tiempos y recursos con los que contaban no eran siempre suficientes. “Hacíamos cursos presenciales con muchas ganas de que la gente mejorase, pero el límite del tiempo en determinados talleres suponía un hándicap que ni nosotros, ni ninguna consultora, podía superar. Por ejemplo, cuando enseñábamos a los profesionales a hablar en público, los clientes formaban grupos de diez personas y nos dejaban como máximo dos jornadas”, expone.
La especialista explica que la práctica es esencial para perfeccionar la oratoria y el hecho de contar con espacios de tiempo tan reducidos dificultaba su labor. Asegura que el miedo a hablar en público es un pavor muy común entre los profesionales españoles, por ello considera tan importante este tipo de formación. “Algunos de mis alumnos llegaban a no dormir ni comer en días por tener que enfrentarse a una exposición. Ante esto nos planteamos que para ayudar a estas personas son necesarios escenarios realistas y entornos que no supongan un riesgo”, señala Soraya.
Es así como nace Chiara, fruto del trabajo y la investigación empiezan a introducir la realidad virtual para mejorar las habilidades en comunicación.
Chiara, tu coach virtual
Chiara es una tecnología que permite a los alumnos ensayar sus exposiciones en escenarios reales, pero con la comodidad de estar en su casa. Su gran diferencia con el resto de dispositivos del mercado es que sus escenografías son reales, no están compuestas por avatares. “En nuestros escenarios de realidad virtual lo que hacemos es grabar a personas de verdad, que están en escenarios de verdad, mirándote, respirando y haciendo cualquier gesto real que te puedes encontrar en tu día a día. Esto hace que en cuanto el alumno se pone las gafas empiece a habituarse a ese tipo de entornos”, describe.
¿Cómo funciona Chiara?
Chiara es una app que se utiliza con unas gafas VR, a través de ellas podemos experimentar situaciones cotidianas como exposiciones, charlas o entrevistas. “Aunque a todo el mundo lo que le llama la atención es la parte de realidad virtual, realmente lo que aporta valor añadido a nivel pedagógico, es el feedback. Cuando un alumno acaba su práctica en una clase tradicional los comentarios que recibe no son objetivos, se basan en las sensaciones que el formador pueda percibir en ese momento”, destaca Del Portillo.
“Con el uso de la inteligencia artificial somos capaces de medir determinados parámetros concretos que nos van a devolver unos comentarios objetivos de cómo lo ha hecho el alumno. Aspectos como la entonación, la velocidad, el ritmo, la intensidad, el volumen, la pronunciación, la alocución o la claridad, son perfectamente medibles”, expone.
“Incluso con Chiara detectamos si has repetido muchas palabras, si tienes coletillas, si tu discurso es muy expositivo, o si por ejemplo haces muchas pausas”, añade. Esta tecnología es capaz de dar información objetiva y medible de dónde ha estado mirando el individuo en todo momento, de tal forma que si no se ha repartido equitativamente la mirada en todo el auditorio, Chiara lo va a decir.
También, permite subir tus diapositivas para realizar presentaciones con ellas, es así como indica si las lees, no les haces caso o controla el tiempo que dedicas a ellas.
¿Quién utiliza Chiara?
En su cartera de clientes cuentan con marcas tan conocida como Renfe, Iberia, Airbus o Jhonson&Jhonson. La fundadora comenta que en un principio Chiara se lanzó orientada a empresas que contaban con un presupuesto dedicado a la formación, pero con el tiempo se han encontrado con la sorpresa de que su producto también llega al cliente final.
En cuanto al área de negocio indica que no hay un perfil concreto, las compañías ofrecen este tipo de curso a comerciales, directivos, mandos intermedios, etc. “La acogida de Chiara ha sido muy buena, hemos recuperado la inversión en apenas diez meses”, relata.
Chiara Pro, el próximo paso de la formación en habilidades
Lejos de haberse conformado con su producto, Soraya y su equipo siguen trabajando en mejoras y nuevas funcionalidades. En breve lanzan su versión en inglés y su nuevo proyecto lo han presentado a Horizonte2020.
“Estamos empezando a trabajar en Chiara Pro, un desarrollo que incorporará control gestual, interacción con el público virtual, control del movimiento y gestión emocional. Va a saber si cuando alguien está haciendo su presentación está cabreado, con miedo, o alegre” adelanta.
Además, han diseñado nuevos escenarios para aquellos que ya han completado todos los anteriores y están en busca de nuevos retos. Han grabado ruedas de prensa en la Agencia EFE, en salas médicas, incluso una simulación de entrevista personal.
Realidad Virtual, una asignatura pendiente
Soraya no se muestra muy optimista con la situación actual de la realidad virtual, en su opinión hay mucho que trabajar en este campo. “Casi todos los productos que se hacen en realidad virtual tienes dos características: la calidad no es buena y no se entiende que no es un fin en si mismo, sino que es un medio, un canal, para conseguir un objetivo”, argumenta.