Esta semana os ofrecemos el Decálogo de la crisis, una serie de recomendaciones para hacer frente a una situación compleja.
I. No te acuestes sin haber aprendido algo nuevo. Para progresar es necesario interiorizar la lección de las adversidades, ser flexible y evolucionar, aprender de todas las experiencias que pasan por nuestra vida, las positivas y las negativas.
II. Encuentra sentido a tu vida. Busca un por qué vivir, una meta. Analiza tu vida para estudiar tu trayectoria y entender cómo puedes dirigirte hacia algún lugar más allá de lo que eres ahora, asumiendo una misión que te haga sentir útil. Acuérdate del libro de Viktor Frankl: El hombre en busca de sentido.
III. Evita el consumismo excesivo. Solo en tu interior encontrarás lo que buscas. El fugaz placer que nos proporciona el consumo compulsivo de objetos- e incluso relaciones- es un intento vano de llenar un vacío existencial. La sobriedad es una cierta elegancia ante el bombardeo consumista.
IV. Controla tus deseos… si no quieres que los deseos te controlen a ti. Conocer nuestras verdaderas necesidades y prioridades es la mejor manera de no caer en una trampa cuyo fondo es la infelicidad. Niega a menudo tus deseos y encontrarás lo que busca tu corazón.
V. Gestiona tu dinero con cabeza. Toma conciencia de tus impulsos, busca recompensas alternativas, elabora un presupuesto límite y no compres bajo estrés, depresión o euforia.
VI. Haz tu vida más sencilla. Regálate una hora al día, treinta horas al mes, para reflexionar sobre qué es lo que complica tu existencia innecesariamente. A partir de aquí, simplifícala. Párate a pensar con serenidad: estos pequeños exámenes personales te ayudarán a crecer.
VII. Introduce pequeños cambios para una gran transformación. El Kaizen dice que no se puede pasar un día sin incluir una pequeña mejora. Esto se logra optimizando la gestión de nuestra vida, detectando los errores, buscando la excelencia y desprendiéndonos de lo superfluo.
VIII. Busca la calidad en todo lo que hagas. No es tan importante lo que tenemos, sino la calidad de aquello que nos rodea: nuestras relaciones, proyectos, el tiempo del que disfrutamos, nuestros lazos y afectos. Ama el trabajo y trabaja con amor.
IX. Reconoce los problemas. Cualquier mal hábito puede desaprenderse y corregirse para llevar una vida mejor, pero para ello debemos hacer autoanálisis, reconocer que lo sufrimos y tomar medidas al respecto.
X. Acepta a tus maestros cotidianos. Cada persona que se cruza en nuestro camino, cada pequeño acontecimiento, llevan consigo valiosas lecciones viales para ser mejores.
Extraído del libro de Enrique Rojas, No te rindas