Es la capacidad para gestionar las propias emociones en la relación con los demás y en el caso de la venta con los clientes. Ya no se tiene únicamente el éxito asegurado por saber hacer un uso inteligente de la información, sino que el control de las emociones y el aporte personal aseguran un mejor resultado.
La inteligencia emocional engloba diferentes habilidades como el control de los impulsos, la canalización de las emociones, la confianza en uno mismo, el entusiasmo en el trabajo y la gratificación en las labores realizadas.
Si queremos gestionar y dirigir el desarrollo de la Inteligencia Emocional e la empresa es necesario crear un clima de confianza y apertura, elevar el nivel de conciencia y autoconocimiento de cada trabajador para incrementar su motivación.
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