En la economía global, un sector tan fundamental como la fabricación está viéndose alterado por la irrupción de las nuevas tecnologías: robots inteligentes, drones, impresión 3D,… En este contexto las compañías se enfrentan a un doble reto: no perder la identidad e incorporar estas tecnologías en aquellos procesos en los que tengan sentido.
Los nuevos dispositivos han llegado para revolucionar los mercados. Estamos en pleno auge del concepto fabricación 4.0 que se apoya en cuatro pilares: redes verticales, integración horizontal, ingeniería transversal y tecnologías disruptivas.
Redes verticales son aquellas en las que interaccionan las células inteligentes del proceso: plantas, productos, redes logísticas, marketing y servicio al cliente, etc. En ellas se utilizan sistemas CPPS (Cyber Physical Production Systems) que permiten una rápida reacción ante los cambios en la demanda. Son modelos orientados al cliente en los que hay que utilizar cantidades ingentes de datos (big data). Dotan de autonomía de gestión a las plantas y facilitan tareas de mantenimiento.
Integración horizontal es la integración de la empresa con sus proveedores y clientes, algo que cambia completamente el negocio, al evolucionar desde modelos tradicionales a modelos de cooperación con el consiguiente impacto en la propiedad intelectual, patentes… Requiere una máxima transparencia en la cadena de suministro y una gran flexibilidad. Fruto de la integración horizontal, la ingeniería transversal permite gestionar el ciclo de vida del producto de forma compartida en la relación compañía-proveedores-clientes. El proceso de desarrollo y fabricación de productos se integra y se facilita la eliminación de tareas no productivas o intermediarios no claves en el proceso.
Por su parte, las tecnologías disruptivas permiten el empleo de soluciones avanzadas que emplean inteligencia artificial, nanosensores, robots que colaboran de tu a tu con seres humanos, o drones de mantenimiento. Un escenario que elimina pasos intermedios en la cadena de suministro y contribuye a una mayor integración con el cliente. Estas tecnologías no son nuevas pero el incremento de capacidad tecnológica y el abaratamiento de los equipos han permitido que ahora sean realmente útiles y asequibles.
Todo este escenario puede parecer de ciencia ficción, pero es ya una realidad en muchas empresas de fabricación españolas Sectores manufactureros clave, como la automoción, la industria química o los bienes de equipo ya están incorporando este ecosistema 4.0.