En un mundo marcado por las nuevas potencias, la innovación tecnológica y las nuevas formas de mercado, España se ha bajado del carro ganador. El último Índice Global de Competitividad, elaborado por el World Economic Forum, relega a nuestro país al puesto número 42, al mismo nivel que Puerto Rico, Chipre o Eslovenia.
Estas cifras colocan al país en el nivel más bajo de la historia, un desplome causado, según el estudio, por el deterioro del mercado laboral, con una tasa de paro superior al 20% de la población activa; al fuerte crecimiento del déficit público, y a las dificultades para obtener crédito.
La situación es complicada para el país, pero lo es más para las empresas españolas, sobre todo aquellas que se encuentran en un proceso de internacionalización que pierde crédito. Estos directivos, encuestados en el informe publicado, consideran que la dificultad para acceder a los créditos es la causa fundamental a la hora de realizar negocios (23,4 % de los encuestados), seguida por la rigidez del mercado laboral (21,6 %) y el exceso de burocracia (15,9 %).
Y es que, según el informe, existen 100 países con una burocracia más sencilla para los negocios, un modelo educativo de mayor calidad, un sistema fiscal menos gravoso, una perspectiva más favorable para la deuda y el déficit público y una administración más ágil.
Puntos positivos
Sin embargo, España puede presumir en algunos de los campos estudiados. Nuestro país se sitúa en el puesto número 13 en cuanto al tamaño del mercado, y en decimocuarto puesto en lo que respecta a la inversión en infraestructuras. También destaca en el desarrollo tecnológico (puesto 30) y la educación universitaria (puesto 31).