El pulso se acelera, las manos se humedecen, la respiración se vuelve jadeante, aparecen náuseas,… ¿Experimentas alguna de estas sensaciones cuando tienes que presentar un informe en una reunión de trabajo o dar una conferencia? La dificultad para hablar en público puede convertirse en un impedimento profesional.
Y es que tal y como aseguró el empresario e inversor estadounidense Warren Buffet, hablar en público puede ser nuestro activo más importante o nuestra peor responsabilidad. Un 75% de la población sufre este problema que se conoce con el nombre de glosofobia, según Adecco Professional.
Uno de los capítulos de “El líder introvertido” de Jennifer B. Kahnweiler, está dedicado por entero a ofrecer consejos, ideas motivadoras y herramientas prácticas con las que superar el problema que para muchos responsables significa el hablar en público para que consigan liderar con confianza y tranquilidad. La autora propone 4 fases para ganar competencias y gozar de seguridad a la hora de enfrentarse a una exposición en público:
- Preparación. Una combinación entre un material bien preparado y una actitud a la altura de las circunstancias es el mejor de los comienzos. Se trata de examinar primero el propósito de la exposición, es decir, aquello que queremos que el público recuerde. El poder de los ejemplos y las historias para ilustrar cualquier tema es asombroso y es posible aprender a contarlas de manera que impacten a la audiencia. Por otro lado, es recomendable no abusar del Power Point, incluso reemplazarlo por fotografías, imágenes, preguntas para el público, palabras clave, sonidos, etc. Ceñir la presentación a tres temas clave facilitará el recuerdo de las ideas que se quieren transmitir. A modo personal, hay que vencer el temor usando la reflexión para concentrarnos en la presentación y poder actuar de manera espontánea y estar “presente” con la audiencia. Las técnicas de relajación y visualización del éxito, aunque pueden no ser efectivas para todo el mundo, son muy útiles para calmar los nervios. El ejercicio físico ayuda a favorecer la circulación sanguínea y hace fluir la energía. Además, es preciso ensayar la exposición en voz alta y utilizar una grabadora o una cámara de vídeo para corregir los errores. La revisión será más llevadera si grabas la exposición por partes. Este paso es fundamental, ¡es muy fácil distinguir quién ha practicado y quién no! Por último, llegar temprano al lugar de la exposición te permitirá evadir el estrés por llegar tarde, algo que los organizadores también agradecerán. Cualquier imprevisto de última hora podrá solucionarse.
- Presencia. Un truco para conectar con el público es mirar a una persona cuando se haga una observación importante porque todas las demás prestarán atención a lo que estás diciendo. Del mismo modo, las pausas son un buen recurso tanto para controlar la respiración y, por ende, la voz, como para despertar la atención de los escuchantes y favorecer la asimilación de ideas importantes. Puedes dominar también tu lenguaje corporal metiéndote en el “pellejo” de alguien a quien admires y que consideres que tiene presencia en público. ¿Cómo actuaría esa persona si estuviera en su lugar? Imitar sus gestos y posiciones será tremendamente útil.
- Empuje. Existen organizaciones y grupos que promueven la práctica de hablar en público a través de reuniones periódicas. Son una oportunidad perfecta para lanzárse a practicar las técnicas en un ambiente confortable y ameno donde el feedback será constante y constructivo.
- Práctica. Afrontar sin problemas cualquier presentación en público sólo lo conseguirás poniendo en marcha todo lo aprendido, es decir, practicando. Como encargado de una organización o profesión, el líder necesita informar, formar y persuadir a la gente porque esas personas necesitan oír lo que él tiene que decir.
A modo de escueta receta, podemos decir que tu éxito ante un público se basará en una mezcla de formación y de lo que Nike reza oportunamente en su eslogan: “Simplemente, hágalo”.