Los coches gastan un 31% más de lo que dicen las marcas de automóviles. Según un informe del lobby europeo Federación Europea para el Transporte y el Medio Ambiente (Transport & Environment, T&E), que apoya y fomenta el desarrollo de tecnologías limpias para la automoción, asegura que la causa de esta discrepancia no se debe a cómo los conductores conducen sus coches, sino a la manipulación que los fabricantes de coches hacen de las pruebas.
Este diferencial tiene un coste ecológico y económico: solo la mitad de las mejoras en reducción de emisiones llegan realmente al mercado y cada conductor gasta 500€ anuales más de lo que gastaría en carburantes si las pruebas fueran veraces.
De acuerdo con T&E tanto el Parlamento Europeo como la Comisión están trabajando para poner en marcha un nuevo sistema a partir de 2017 con el objetivo de poner fin a esta situación y dejar a los fabricantes con menos margen para maquillar los resultados de las pruebas de sus vehículos.
Por su parte, Fiat y Peugeot Citroën son las marcas cuyos datos más se acercan a los consumos en la conducción real. En el otro extremo estarían marcas como General Motors y Ford, que tan solo consiguen un 40% de las reducciones de consumo teóricas.