Dos grandes empresas del sector de la alimentación están librando un dura batalla publicitaria, con el ataque como medio de promoción. Los zumos de naranja son la excusa para mostrarnos un episodio muy claro de marketing de confrontación.
Desde el Foro Internacional del Marketing vemos un componente didáctico en esta guerra. Siempre debemos actuar de forma limpia. García-Carrión, el grupo propietario de marcas como “Don Simón”, siempre ha jugado al límite de la publicidad comparativa, pero cumplía con la legalidad. Sin embargo, en su más reciente campaña contra Granini, ha utilizado malas artes.
Desde principios de marzo los consumidores se sorprendieron por la publicidad empleada por Garcia-Carrión. ¿Donde están en España los naranjos de Granini? Esta era la pregunta que formulaba el anuncio, para después sacar pecho de las extensiones al lado de su fábrica de Huelva. Pero se ha demostrado que la planta de transformación no cuenta con extensiones de naranjos sino con tierra árida a su alrededor.
Los que nos sigan desde hace tiempo recordarán que ya dimos otro ejemplo de publicidad engañosa, con la urbanización Marina D´or anunciada por Anne Igartiburu, que ofrecía playas llenas de arena cuando en realidad su playa era bastante modesta.
Al final el mercado siempre pasa factura y por eso vemos las dificultades que atraviesan todos los inversores que apostaron por la urbanización costera de Castellón. Engañar no es estratégico.