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El gasto energético de la tecnología NFT y Bitcoin superó el de países enteros.
Como ya hemos visto en FMK, los tokens no fungibles (NFT) son activos digitales que sirven para representar objetos únicos o de número limitado. Estos ítems se basan en la certificación a través de la cadena de datos enlazados de Blockchain que permite proporcionar una autoría, un registro de autenticidad o propiedad sobre la obra digital.
El creador de contenido Beeple, que sacó con gran éxito su gama de NFT y los vendió a través de plataformas digitales, definió esta tecnología ejemplificando lo siguiente: “Si fotografiamos durante una visita al museo el cuadro de la Mona Lisa, almacenando la foto en el móvil, no nos convertimos en el propietario de ese cuadro”. Es el caso de cualquier meme, imagen y captura de pantalla que se pueden encontrar por internet, sin embargo, únicamente será el propietario el creador que disponga la obra digital original.
Lo cierto es, que a niveles prácticos, los NFT suponen una revolución sin precedentes. Llegando en un momento crucial en el que cualquier obra digital creativa está expuesta, más que nunca, a una mayor probabilidad de sufrir fraude o encontrarse con copias sin registrar del mismo. Pudiendo verse viralizado y divulgado sin control en redes sociales de forma masiva.
La gran digitalización que estamos sufriendo no hace más que acentuar aún más la necesidad de buscar mecanismos de control sobre la propiedad intelectual de cualquier elemento digital. Sin embargo, ¿son realmente los NFT el futuro del arte electrónico? ¿Qué problemas generan y por qué está habiendo tanta controversia sobre su uso?
Problemáticas en el uso y creación de NFT
La gran controversia que gira alrededor de los NFT en los últimos meses refleja que no todos los usuarios apoyan esta nueva tecnología. Parte de las críticas se deben a la especulación que hay detrás de muchos de estas plataformas de venta de obras digitales. El Blockchain permite una trazabilidad para la autoría de una obra, sin embargo, se han dado casos de usuarios que han robado contenidos que no estaban en la red y se ha sacado beneficio de ellos vendiéndolos por la plataforma NFT sin ser el autor original de la obra. Por lo que muchos artistas piden una mayor regulación para esta primera venta, que garantice la autoría real de las obras que se disponen a la venta.
Otro foco de las críticas reside en que para la creación de estos activos es necesario interconectar miles de ordenadores que generen la infraestructura digital de Blockchain que emplean. Lo que supone un impacto medioambiental significativo.
La Universidad de Cambridge demostró mediante un estudio cuantitativo que, el pasado 13 de mayo de 2021, esta tecnología bitcoin consumió nada más y nada menos que 151.16 TW/h. Lo que supone el gasto energético total de países enteros como Egipto, Malasia o Argentina.
Es indudable el potencial de dicha tecnología, pero solo el tiempo dirá hacia dónde evoluciona y cómo podrán solventarse estos problemas que son clave para su evolución y aceptación por parte de las grandes organizaciones mundiales.
