MERCEDES MARCOS- Alberto Jiménez asegura que su idea de negocio se le ocurrió “por puro egoísmo”. Sea por lo que fuere, la grandeza de los emprendedores es hacer “de la necesidad, virtud”. Por eso, Jiménez y su socio se embarcaron en la fundación de Smileat, tras encontrarse Alberto con el caso cercano de un sobrino con ciertas intolerancias alimenticias. “A partir de ahí fue cuando comencé a interesarme sobre cómo prevenir intolerancias o alergias de cara al futuro, y me di cuenta de que no podemos cambiar donde vivimos, ni nuestra propia genética. Lo único en lo que tenemos control es nuestra alimentación”.
Este hecho inspiró la línea de alimentación infantil ecológica Smileat. “Antes de madurar la idea de negocio, yo trabajaba en Irlanda en Microsoft, y mi familia estaba en España. Cuando mi hermana venía a visitarme, veía que no podía darle a su bebé comida preparada saludable. Miraba la composición de los potitos y estaba plagada de almidones y sal yodada”, expone Jiménez. ¿Cómo ofrecer un producto sano, y que a su vez fuese por su sabor, como el que se prepara en casa?
La respuesta a esta clave, fue la línea estratégica que ha marcado el desarrollo de todo el modelo de negocio. “Somos el único fabricante de Europa que elabora sus propios productos con materia prima fresca”. Es decir, según explica Jiménez, otras marcas del mercado compran, por ejemplo, el puré de frutas ya procesado para sus elaboraciones, mientras que ellos mantienen la naturalidad de los productos, de la huerta, hasta el plato del bebé.
Smileat es el único fabricante europeo que elabora sus propios productos con materia prima fresca Clic para tuitear
Materia prima española –prioritariamente de Navarra-, recetas propias -confeccionadas por expertos nutricionistas- y multitud de test de producto. Esta es la perfecta trilogía que conforma el éxito de Smileat. “De hecho, los test de producto para nosotros son fundamentales, porque sabemos que a nuestros dos clientes principales, que son la madre y el bebé, les va a encantar su sabor. Era nuestra gran baza cuando ofrecíamos el producto a los jefes de venta en Carrefour, El Corte Inglés y todas las tiendas ecológicas en las que quisimos introducirnos”.
Alberto Jiménez indica que este 2018, cuarto año de vida de la empresa, están centrados en las nuevas líneas de producto, más allá de los potitos, pero siempre sin desviarse de su línea como alimentación ecológica para bebés, “no queremos hacer un bollo industrial como otras marcas, porque nuestros valores no nos lo permiten”, reseña.
Pese a la trayectoria profesional de los fundadores -vinculada al sector de la informática- y esto sumado a que ninguno de los dos tiene hijos, resulta paradójico que hoy estos dos emprendedores conduzcan una empresa dedicada a la alimentación infantil, con público mayoritario de mujeres.
Si en algo están acertando es en ofrecer un producto tradicional, llevándolo hacia adelante como las startups tecnológicas Clic para tuitear
Ante esta circunstancia, Jiménez argumenta que pese al contrasentido, si en algo están acertando es en ofrecer un producto tradicional, como hecho en casa, “llevándolo hacia adelante como las startups tecnológicas, con una comunicación diferencial y la aplicación de las nuevas tecnologías y el ecommerce”. Esto les ha valido para estar ya presentes en 5 países como Francia, Portugal, Italia, Polonia y Hong Kong.
Y eso que los productos de Smileat son entre un 30 y un 40% más caros que los del sector tradicional, “aunque en el mismo rango de precio, incluso un poco más bajo, que los que son ecológicos”. En lo que se refiere a la alimentación, y especialmente si se trata de la de nuestros hijos, el boca a boca ha sido el arma fundamental para poder darse a conocer.
Si tuviesen que dar tres consejos para aquellos que se deciden a emprender, Alberto Jiménez lo tiene claro: una inversión inicial de tu propio capital, centrarte en ventas y sobre todo, mucha constancia.