MERCEDES MARCOS- Dicen los gurús del marketing que hemos pasado de ser consumidores a los que satisfacer o crear necesidades, a convertirnos en usuarios ávidos de experiencias. Clientes exigentes y volubles que demandan un plus de emoción que favorezca que el mero hecho de consumir sea el pasaporte a la complacencia.
Probablemente, eso de proveer experiencias originales y diferentes rondaría las cabezas de Camille Ruani y Jean Michel Petit, cuando decidieron fundar VizEat: una plataforma colaborativa que pone en contacto a aficionados y profesionales de la cocina, con comensales enamorados del buen yantar.
Desde el desayuno hasta la cena, e incluso las largas sobremesas, en VizEat puedes conectar con 20.000 anfitriones repartidos por 110 países del mundo que te abrirán las puertas de su casa para hacer de la necesidad de alimentarnos, un ritual de intercambio de culturas que satisface los paladares más exigentes.
VizEat es un ritual de intercambio de culturas que satisface los paladares más exigentes
“Cuando nos asentamos en España ya veníamos de haber trabajado en otros países, especialmente en Francia, que es donde nació la compañía a principios del 2014, y por el momento la experiencia está siendo muy satisfactoria, porque España es un país que se presta y da facilidades para desarrollar la economía colaborativa”, explica Andrea Ruani, Country Manager de VizEat España. Toda la filosofía y cultura de empresa cabe en la propia forma de expresarse de Ruani, quien se muestra cercano, apasionado y cosmopolita, mientras desarrolla un discurso que es como el pelo de los Rolling; cuidadosamente descuidado.
VizEat ha sido valorada por Apple como 3 top apps de 2016
Andrea Ruani habla de éxitos, de cómo la aplicación de VizEat ha sido valorada por Apple como 3 top apps de 2016. De la importancia de generar una comunidad sólida y creíble, como la que ya existe en España con 375 anfitriones que copan las principales ciudades españolas, especialmente las más turísticas como Barcelona, Madrid, Sevilla, Mallorca o Málaga. Ruani desgrana la propuesta de valor, que es la de estrechar lazos culturales con los anfitriones, que invitan a comer a comensales, mayormente viajeros de otros países, que desean paladear el sabor de los platos de las abuelas españolas…nada de restaurantes 5 tenedores.
VizEat es la oportunidad de viajar para paladear ‘in situ’ el sabor de los platos de las abuelas españolas
Y ante la oportunidad que brinda la economía colaborativa, surge la pregunta del otro lado, ¿qué ocurre con el marco legal de esta actividad?¿existen controles sanitarios, puede garantizarse la correcta manipulación de los alimentos”.
El Country Manager está curtido en batallas y manifiesta respetar “quien no vea de manera constructiva este tipo de business; acepto la dificultad”, pero asegura que el fenómeno de la economía colaborativa es “una cuestión de tiempo que tendrá que ser aceptada”. Igualmente, Rumani argumenta que VizEat ofrece un seguro de hasta un millón de euros “y de momento, en los casi 4 años que llevamos en funcionamiento, nunca hemos tenido ningún problema”.
El proceso para reservar es sencillo: entras en la plataforma, seleccionas la ciudad en la que quieres comer y aparece un listado de los anfitriones posibles. Ellos ofrecen su propuesta de menú, con sus platos, precios y también información personal que consideran relevante como la situación de sus viviendas, la originalidad del tipo de comida que ofrecen, si hablan varios idiomas, así como fotos, tanto de los platos, como del lugar en el que se desarrollará el encuentro. El comensal solo tendrá que reservar la fecha y abonar el importe pactado (entre 33 y 35 euros de media) del cual la plataforma comisiona un 15% del precio del menú.
La plataforma ingresa una comisión de un 15% del precio del menú
“Existen dos tipos de perfiles de anfitriones en nuestra plataforma: cocineros profesionales que han abandonado por cuestiones personales el restaurante en el que trabajaban, o bien “cocinillas” que desean conocer gente nueva y compartir su evolución”, -explica Andrea Ruani, y continúa-“todos ellos se someten a un proceso de evaluación previo antes de formar parte de VizEat, porque más allá de que sus platos sean más o menos buenos, la empatía es el elemento clave de este negocio.
“La empatía es el elemento clave de este negocio”
Además, verificamos la identidad de todos los anfitriones de nuestra plataforma a través de un cuestionario y un encuentro personal. Es también habitual que infiltremos en sucesivas experiencias gastronómicas un mistery shopper que garantiza que esa experiencia se está desarrollando de manera acorde a la visión que tenemos del negocio”.
Los anfitriones reciben constante formación que “bonifica” su permanencia en VizEat, tanto en contenido online como en cursos presenciales, como el que explica Andrea Ruani que se desarrollo hace un mes en Barcelona, para cortar y manipular carne. “Es nuestra manera de fidelizarnos”, comenta.
“Los anfitriones reciben constantemente formación tanto en contenidos online como presencial”
En cualquier caso, para el delegado en España de VizEat, el pertenecer a la comunidad de anfitriones debe ser un complemento a otras actividades en el caso de los cocineros profesionales, porque se otro modo no pueden vivir la experiencia con la misma energía ni las mismas ganas y eso “destrozaría la comunidad”.
En cuanto a los invitados, sus edades oscilan entre los 30 y los 45 años “y suelen ser perfiles de personas muy curiosas, muy viajeras y que si repiten destino aprecian vivir la experiencia de comer en hogares de la comunidad local”.
Una de las grandes barreras para vivir de manera satisfactoria el momento de comer con desconocidos suele ser el idioma, “por eso exigimos que nuestros anfitriones tengan un nivel mínimo, al menos de inglés, para poder socializar, sino es difícil que se pueda hacer un buen negocio”, apunta Ruani.
“Exigimos un nivel mínimo de inglés para poder socializar”
Como anfitriones curiosos, el responsable de la oficina española cuenta el caso de Ignacio, un sevillano que elabora un menú típicamente andaluz y que enseña a sus invitados su máquina de hacer sevillanas, o la ilustradora de cuentos que te recibe en su pequeño hogar en Barcelona. También la peculiaridad de los anfitriones es un valor en el momento de compartir.
Ahora, la historia de los chicos inspiraron su idea de negocio en la hospitalidad de los peruanos durante un viaje, aquellos que inauguraron su empresa con un meeting conjunto con Airbnb para 1.500 personas -precisamente el día que todo París temblaba por el atentado en la sala Bataclan-, crecen al ritmo en que anfitriones e invitados desean seguir comiendo y brindando por la vida.